Tórrida tarde de verano

Me gustaría estar en la Antártida, metida en un iglú, para que se pueda ir recuperando mi cabeza, mi cuerpo, todo lo que está quedando de mí con los 38 grados a la sombra que nos regala este día de diciembre.
Es por este calor, y en mi única semana de vacaciones de AWID (no tuve que preparar el boletín que justamente despacho los jueves), que no puedo terminar de redondear mi reseña sobre "La rebelión del instante" de Diana Bellessi, para el diario La Capital.
Me esperan en mi pila de libros: Barthes, más Pasolini, Victoria Ocampo y Virginia Woolf. Me espera ropa que lavar, platos que limpiar, compras que hacer ya que este fin de semana comeremos en casa, subir mas firmas para la causa Librería de las Mujeres, poner el logo de "3.0 periodismo argentino en blog" que no me gusta, pero que votó un selecto jurado (es como una camiste de fobal. Fui abucheada, indirectamente, en los comentarios cuando dejé el mío pidiendo por favor que no eligieran ese). En fin, duras tareas que debo acometer antes del último minuto de este año, y yo diría (depende el caso) de este mismo día.

Bueno, nunca viene mal un post sobre lo pésima que estás en un día de verano. No es fácil. No.